Dar vida, dar leche materna

Escrito por: Carolina Vallejo

Mi historia inicia cuando me enteré que estaba embarazada nunca se me cruzó la idea de hacer algo diferente que no sea darle de lactar a mi bebé; y como buena mamá primeriza empecé a investigar un poco, recuerdo haber comprado a los 6 meses de embarazo, mi extractor de leche porque estaba segura de querer seguir dándole a mi bebé mi leche incluso cuando yo deba ir a trabajar. Nunca dudé un segundo en querer hacer todo lo posible para que mi bebé reciba esa parte de mí. 

Cuando se acercó la hora de dar a luz tomé un curso prenatal, en el que me dieron información sobre la lactancia y la hicieron parecer tan simple y tan natural que me terminé de convencer que ese era el camino que quería tomar. Cuando nació Nicolás, mi bebé hermoso, lo hizo por cesárea ya que él estaba con dos vueltas de cordón en su cuello. 

imagen
Nico, y yo piel con piel! El amando su tetita!

A pesar de haber sido una mamá que investigó mucho sobre varias cosas nunca llegué a tener una asesoría profunda sobre cómo afecta que tu bebé nazca y sea separado de inmediato de ti sin siquiera sentir el olor y lograr tomar el primer sorbo de calostro de tu pecho. Así que pensé que mi parto fue muy normal. Mi bebé nació bien, sano y super grande. Cuando lo vi, no podía creer que algo tan bonito haya estado dentro de mí y que yo haya sido capaz de dar vida al amor de mi vida. Sin embargo, de inmediato se lo llevaron para hacer las revisiones de rutina y yo me quedé sola en una sala esperando a que se me pase el efecto de la anestesia y con ansias de verle a mi pequeño. Una hora después mi bebé y yo volvimos a reencontrarnos, y de inmediato no dudé en darle mi pecho. Y él lo recibió muy bien, yo me sentí tan feliz de tener esa conexión pero al mismo tiempo no estaba segura de sí lo estaba haciendo bien, de repente entraban enfermeras, doctores y todo el mundo a mi cuarto y me revisaban de manera muy brusca y hasta irrespetuosa los pezones, pero yo estaba tan confundida por todo que no hice mayor cosa. La primera noche la pediatra que recibió a Nicolás me recomendó que yo duerma bien y que dejemos a nuestro bebé al cuidado de las enfermeras. Yo pensé que eso era lo normal y que ella estaba pensando en mí. 

Cuando llegó la hora de ir a casa, la pediatra me recomendó dos cosas que aún me arrepiento de haberlas hecho: la primera, que cada dos horas le de 20 minutos de cada pecho a mi bebé y que compre una fórmula para en las noches se la de a mi bebé para que duerma mejor. Así lo hice por dos semanas. Mi bebé empezó a sufrir de reflujo y gases lo cual era preocupante, empezó a vomitar de manera horrible y yo no entendía que pasaba, me asusté. Y como es usual, todas las personas le echaban la culpa a la lactancia, me decían que yo estaba comiendo algo que le estaba haciendo daño, llegué a un punto en el que de verdad creí que le estaba haciendo un mal a mi bebé dándole de lactar. Entonces empecé a darle biberón, pero sus síntomas no mejoraban y como era obvio estaba dejando de producir leche por la falta de demanda. 

imagen Nuestra primera foto juntos!

Un día cansada y triste porque no había logrado lo que me propuse, empecé a investigar y mi cuñada que había pasado por una experiencia dura en su lactancia me dio el mejor consejo, me dijo que pida ayuda a un profesional y que deje de escuchar a las personas, y siga mi instinto materno. Así que lo hice, conseguí el número de mi asesora que es Emilia López y todo cambió. Ella escuchó todas mis dudas, mis miedos y me explicó todo acerca de la lactancia. Me dijo todo lo que había afectado la lactancia hasta aquí, desde no haberme quedado con mi bebé más tiempo cuando nació y tomar de inmediato su calostro, hasta el uso del biberón. Luego de esa consulta me dediqué todo el tiempo a relactar a mi bebé, a la libre demanda y a que esa libre demanda se iba a dar siempre, a confiar en mí y en que yo puedo y siempre podré darle pecho a mi bebé. Estuve pegada a mi hijo, corazón con corazón, piel con piel; dejando que el coma de su mami lo que quiera y cuando quiera. Logré que él tenga un peso adecuado y que sea sano y saludable, no volvió a sufrir de reflujo o de gases. Busque un pediatra pro lactancia y también dejé de escuchar la opinión de los demás. 

Emi llegó en mi rescate, aprendí como hacer banco de leche, como manejar el extractor y como descongelar mi leche. Hasta que llegó el día de regresar a trabajar. Yo soy tripulante de cabina así que iba a ser un poco más compleja la extracción y las horas de hacerlo. En un principio me estresé un poco porque no podía hacerlo a las horas adecuadas ya que al estar en un avión, no conseguía el tiempo y el lugar oportuno para hacer mis extracciones. Pasaron dos semanas duras en las que se me hizo difícil el proceso, pero el cuerpo es tan sabio, y las vida tan linda que logré encontrar la solución perfecta, extraía leche antes de irme a trabajar y llegar corriendo a darle pecho a mi bebé después de volar. Recuerdo sacarme leche a las 2 am mientras me maquillaba para el trabajo, el extractor incluso me hablaba, ja ja ja. Era todo un tema, pero logré mantener la producción. 

Ahora voy casi 18 meses dándole de lactar a mi bebé. Amo hacerlo es la conexión más hermosa y profunda que he tenido. No me arrepiento ni un segundo de haber pedido ayuda de una profesional y de haberme casi encaprichado en lograr la lactancia con mi bebé, seguro será uno de los mejores regalos que le podré dar. Es increíble como el cuerpo es tan sabio y puede alimentar y dar vida a otro ser humano.

COMPARTE LA NOTA:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *